El Grupo Volkswagen es el fabricante de automóviles que más vende en el mundo.
Lo ratificaron las mediciones del primer trimestre de 2016: se
compraron 2,51 millones de vehículos, lo que equivale a un aumento en
las ventas de un 0,8 por ciento. Destronó a Toyota de la cúspide
de los mayores fabricantes de coches del mundo por la reducción en las
ventas mundiales de un nivel del 2,3%, que derivó en un total de 2,46
millones de operaciones. Las explicaciones de este cambio de timón de la
industria son complejas y argumentadas.
Volkswagen mantuvo su caudal de ventas a pesar del escándalo
por la adulteración del software y el fraude en la medición de las
emisiones contaminantes en el que estuvo –y está- involucrado. La
demanda consolidada por modelos de lujo de marcas como Audi y Porsche
más el sólido rendimiento en el mercado de la popular Skoda
contribuyeron para que las ventas de la compañía bávara no sean
perjudicadas.
Toyota perdió el primer puesto por razones diversas. Cumplieron un rol
fundamental en la destitución del líder mundial en fabricación de
automóviles la desaceleración de la economía china; los sismos y terremotos que azotaron Japón entre enero y abril y que provocaron la suspensión de la producción en algunas de sus fábricas; y el incendio,
en febrero, de una planta de una empresa ensambladora afiliada del
grupo, Aichi Steel, que canceló una semana el suministro de motores y
componentes, lo que redujo en otro 17% (casi 300.000 vehículos) la
producción mensual de la compañía nipona. En el Salón Internacional del
Automóvil de Beijing, Hiroji Onishi, un alto dirigente de Toyota, asumió
la caída en las ventas: "Se están realizando todos los esfuerzos para
comprender la situación y definir un plan de recuperación".
El grupo alemán creció justamente en los mercados donde la firma japonesa está sufriendo la baja de su producción: China y Europa.
En ambas regiones Volkswagen incrementó su comercialización un 6,4% y
un 3,5%, respectivamente. El registro de ventas mundial se difundió
justamente en simultáneo al reporte de la mayor pérdida de la historia
de la compañía por una provisión de 16,2 millones de euros (más de USD
18 mil millones) que debió invertir para cubrir los costos del
escándalo.
Toyota no fue la única automotriz que redujo su caudal de ventas en el primer trimestre del año. También General Motors registró un descenso del 2,5%
(un equivalente a 2,36 millones de unidades) en la cantidad de
solicitudes de compra de autos con respecto al mismo trimestre del año
pasado. Los responsables de la caída en las ventas del fabricante
norteamericano fueron la ralentización de la economía sudamericana y del
mercado de vehículos comerciales en China.
La compañía japonesa podría perder el cetro anual del mayor fabricante
mundial de automóviles por primera vez en cuatro años. Si pretende
terminar 2016 manteniendo el liderazgo en ventas deberá retomar los
niveles de producción que por motivos aleatorios debió interrumpir.
Volkswagen tiene previsiones de estabilidad en el marco de una coyuntura
alterada por el fraude admitido en las emisiones de gases
contaminantes. Su expectativa es comercializar 9,93 millones de vehículos en 2016, una producción similar a la del año pasado.