Con 40.000 autos varados en las aduanas de Brasil, las automotrices argentinas se lamentaban por las infructuosas negociaciones entre los dos gobiernos. “El conflicto en las fronteras nunca se enfrió . Sigue igual que antes”, declaró el ejecutivo de una de las terminales, al salir anoche de una reunión de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). Del lado brasileño el discurso es idéntico. Apenas cambian los sectores: “La burocracia argentina retiene nuestras mercaderías”, se quejaron a principios de semana en la Asociación de Fabricantes Textiles y de Confección. En la entidad concluyeron que, un mes después de la cumbre de Brasilia entre Débora Giorgi y su colega brasileño Fernando Pimentel, “no hubo ningún cambio en la relación comercial entre los dos países”.
A principios de junio, presionados por sus respectivas empresas, los dos funcionarios habían llegado a un acuerdo: no demorar los plazos en la concesión de permisos para importar , un trámite cuya ejecución centralizan las respectivas carteras y que, según la velocidad con que se expidan, pueden llegar a constituirse en barreras. Ayer, en Adefa indicaron que desde hace un mes hay decenas de miles de autos “made in Argentina” en las fronteras a la espera de permisos de Brasilia: “El lunes hubo un afloje, que permitió despachar 5.000 unidades. Pero, después, el paso se volvió a cerrar y ahora tenemos más de 40.000 vehículos en espera ”.
Los exportadores brasileños expresan resentimiento. “La situación sigue difícil”, indicaron, porque en las oficinas de la Secretaría argentina de Industria los permisos tardan “más de dos meses en salir” . Para los textiles, el panorama es “crítico”. Y otro tanto ocurre con los fabricantes de zapatos. De acuerdo con el director ejecutivo de la Asociación Brasileña de la Industria del Calzado, Heitor Klein, no se ha cumplido ninguno de los compromisos asumidos por Giorgi y Pimentel. “Para nosotros no hubo tal acuerdo. Las mercaderías continúan sin poder entrar en el mercado argentino y tenemos productos que aguardan desde marzo la liberación”.
En este sector piensan que Brasil se equivocó al “aflojar” las represalias que había instrumentado contra la Argentina a fines de mayo. “Precisamos que apliquen las mismas medidas que ellos (el gobierno argentino) usan contra nosotros. Ese es el único lenguaje que entienden”.
El 2 de junio, en la cita de Brasilia, pareció que Giorgi y Pimentel habían llegado a un pacto de buena voluntad destinado a flexibilizar las restricciones comerciales. En una declaración conjunta, dijeron que estaban dispuestos a “facilitar los trámites para aprobar las licencias de importación y liberar los productos en la frontera”. Se estableció entonces una rutina de encuentros mensuales entre representantes de los dos gobiernos. El titular de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil (AEB), José Augusto Castro, evaluó sin embargo que al no haber nada firmado, “en realidad, nada quedaba resuelto”. De hecho, hubo un dato que llamó la atención: en la cumbre de Mercosur de fines de junio en Asunción, Pimentel faltó a la cita de ministros.
Gestoria del Automotor
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